El nivel óptimo de nitrógeno o de compuestos NPK (Nitrógenos, Fósforo y Potasio) es a menudo un proceso complejo que requiere la consideración de numerosas variables como el tipo de suelo, el precedente cultural y las condiciones climáticas. La aplicación de fertilizantes, en el contexto de la denominada agricultura de precisión, se fundamenta en la sustitución de una dosis media constante a nivel de la unidad parcelaria, por una cantidad variable de acuerdo con la variabilidad intra-parcelaria (dentro de la parcela).
Para evaluar dicha variabilidad en los últimos años están surgiendo sensores puntuales que nos permiten medir o captar información en tiempo real, para posteriormente traducir e interpretar los valores medidos de forma que se modifique, en continuo, las condiciones de regulación de los equipos para adaptar la cantidad final de fertilizante aplicado a las necesidades, optimizando, por tanto, la eficacia por parte de la planta.